Pedro no lo puede evitar, ve una cámara y enseguida se coloca para la foto
Poco a poco se va acercando, lentamente, buscando cuál es la mejor pose y, cuando ya ha encontrado el mejor ángulo, nos saca la lengua. Por su mirada ya se notaba que algo estaba tramando, seguramente estaba pensado: ¿te estás haciendo un selfie?, ¡pues ahora te vas a enterar!
Pedro llegó a Fundación Santuario Gaia hace más de 8 años, siendo un bebé. Lo criamos a biberón y no lo debimos hacer muy mal visto lo grande que es. Pero lo más importante no es el tamaño de su cuerpo, sino el de su corazón
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