A esta pregunta que tantos nos hacéis, la respondemos contando la historia de Brisa: Ella es una oveja que durante años fue explotada en una granja, donde cada año tenía bebés que les eran robados para consumo humano. Empezó a tener problemas en sus pezuñas porque no la cuidaban, ya que solo le importaba que pariera para poder vender los corderitos. Al no caminar bien, con alguna rama perdió un ojo.
Como ya era un problema para el ganadero, la enviaba al matadero, pero conseguimos que nos la diera. Llegó en muy mal estado, se le notaban las costillas, pero al día siguiente por la noche, nos dio una sorpresa, dio a luz a un corderito, a Diego.
A los 4 días de haber parido se encontraba tan débil por la neumonía que tenía y la infección de matriz que cogió por el parto, que no se podía levantar. Estuvo dos semanas dentro de casa viviendo con nosotros en el salón, para poder estar pendiente de ella las 24 horas y darle el tratamiento que la recuperó.
Ahora ella vive feliz en el Santuario junto a su hijo. La primera vez que no le han robado su maternidad. Es la amiga inseparable de Helena, otra oveja, y es la mamá adoptiva de David, un cabrito. Ha establecido lazos familiares con el resto de habitantes del Santuario, porque esta es su familia.
¿Os parecería justo darla en adopción y quitarle todo lo que tiene ahora?