Jordi es un cordero que llegó desde Mallorca con pocos días de vida porque lo encontraron llorando alrededor de su madre muerta. Llegó ciego y con una enfermedad que le había hecho que se le cayeran los párpados. Después de muchos cuidados conseguimos recuperar la visión de uno de sus ojos y parte del otro.
Desde pequeño desarrolló mucho el oído, por lo que esté donde esté, cuando escucha su nombre viene corriendo, y ahora su amiga inseparable Olga la sigue por todos lados, una corderita que vino también con pocos días porque había sido abandonada.
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