Samuel y Pedro son más que amigos, les une una historia de salvación.
Los dos iban a ir al matadero con pocos días de vida, porque al haber nacido machos, no son rentables para la industria láctea. Nada más nacer fueron apartados de sus madres y encerrados en unas jaulas, donde se pasaban el día llorando por estar con sus madres.
Santuario Gaia se cruzó en sus vidas y los salvó de ser asesinados, pero cuando los vemos mirando al horizonte, nos imaginamos que piensan en sus madres y en todas esas vacas explotadas que un día serán enviadas al matadero cuando dejen de ser productivas.
Todos queremos vivir, haz la conexión, hazte vegano.
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