CELIA TIENE UNAS GANAS INMENSAS DE CAMINAR
Celia es una cabrita que llegó al Santuario desde Mallorca con pocos días de vida, porque nació con malformaciones en sus dos extremidades delanteras y la abandonaron.
Con fisioterapia y una férula conseguimos que con una caminara al ponérsele más recta, pero al hacerse más mayor su peso ya no lo aguanta, por lo que ha dejado de caminar. En cuanto nos avisen de la clínica donde le hicieron las últimas pruebas, Celia será intervenida para que le pongan una prótesis biónica y así que pueda caminar de manera independiente.
Mientras tanto en el Santuario nos desvivimos por ella ayudándola, y cuando nos vamos a pastar por los prados con el resto de habitantes nos la llevamos, y ella nos va guiando por donde quiere ir comiendo, porque eso sí, tiene mucha vida y unas ganas inmensas de caminar.
En la imagen vemos a Ramón, el voluntario fijo que vive en el Santuario. Ha cumplido 5 meses con nosotros y ya ha comenzado a tener una fuerte conexión con los habitantes del Santuario, una conexión que solo pueden experimentar los humanos que conviven con ellos cada día, que es la que nos da fuerzas para seguir adelante y luchar por ellos, porque sabemos que son iguales que nosotros.
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CELIA IS EAGER TO WALK AGAIN
Celia is a baby goat who arrived to Santuario Gaia from Majorca when she was just a few days old. She was abandoned because she had been born with a deformity in the front limbs.
Thanks to physiotherapy and the use of a splint, one of the legs got a bit straighter and she was eventually able to use it. However, now that she has grown up, that leg cannot cope with the additional weight and she has become unable to walk. As soon as we’re called from the clinic where she was last seen, Celia will have surgery and get a bionic phrosthesis in place. This will allow her to walk independently.
Until the day arrives, here in the Sanctuary we do everything we can to help her. When we take the other residents to the meadows for grazing, we also take her with us. She guides us where she wants to go and chooses the grass she wants to eat. She’s full of life and is eager to be able to walk again.
Pictured with her is Ramón, the permanent volunteer who lives in the Sanctuary. He has spent the past 5 months with us and has now started to develop a strong bond with the residents of the Sanctuary, a bond which can only be achieved by the humans who live with them on a daily basis. This bond is what gives us the strength to carry on and to fight for them, because we know they’re just like us.
Will you help us?
