Los animales cuando están felices juegan. Verónica es la cabrita de la izquierda, que llegó con pocos días de vida al Santuario desde Mallorca. La explotación donde nació servía a un restaurante cuya especialidad era cabritas enanas. Llegó con un problema de cojera que conseguimos recuperar.
Rubén también llegó con pocos días de vida desde un pueblo de Barcelona en el que lo iban a utilizar para hacer un ritual de vudú, que consistía en sacrificarlo.
Dos vidas salvadas que ahora juegan felices, como siempre debió ser. En nuestras manos está cambiar sus destinos. Elige una vida vegana.