Las cabras hacen lo que sea por comer unas hojas frescas.
Es increíble ver el equilibrio que tienen y como investigan para poder llegar a las hojas más tiernas y de mejor sabor. Les da igual que el arbusto tenga espinos o que parezca inaccesible, ellas saben lo que tienen que hacer para comérselas.
Ellos son dos de los cabritos de Galicia que llegaron hace más de un año cuando erán unos bebés. El ganadero que los tenía los mataba para darselos de comer a los perros porque ese año habían nacido muchos y ya no los podía vender a todos para que los comieran en Navidad.
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