Ella fue rescatada de las inundaciones del Ebro, donde algunos ganaderos dejaron encerrados a los animales, dejando que murieran ahogados.
Jaio, como ocurre en las granjas, nació dentro de una nave donde no entraba la luz del sol, ni el aire fresco. Nunca había conocido la hierba, las flores, el sonido de los pájaros, el sol, el agua fresca ni el AMOR.
Su desgracia ha sido su salvación, y ahora se está recuperando en un entorno idílico, con muchos estímulos para ella. Ahora Jaio es FELIZ.
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