Nuestra familia de burros, ¡qué afortunados son!. Son una bonita familia, a la que esperamos ver disfrutar de sus vidas por muchos muchos años. Desde que accedieron a los prados están aún más felices de lo que ya eran en la zona de adaptación, tienen todo lo que pueden desear para divertirse y relajarse o como en esta ocasión para comer juntos pero no revueltos ??
Todos tienen una historia de explotación que por fortuna ya ha pasado. Benito fue el último en llegar, pero fue hace ya año y medio, a él lo abandonaron dejándolo atado a las puertas de un refugio. El pequeño Shalom nació en el santuario, hace un año y dos meses, él es el único que ha nacido en libertad. Y por último, Gabriela, Seina y Manel que llegaron todos juntos hace un año y 4 meses. Seina llegó embarazada de Shalom y acompañada de su hija Gabriela. Ellos habían sido decomisados de un lugar infernal, en Bormujos, Sevilla. Estaban en unas condiciones terribles ya que no tenían acceso a comida ni agua y malvivían entre cadáveres de otros animales.
Por desgracias situaciones como estas suceden de manera muy habitual, y los refugios y santuarios somos su única alternativa, ya que las administraciones no contemplan salvar animales considerados de granja y sólo en los casos en que aceptan nuestra ayuda, estos animales tienen alguna oportunidad.