Normalmente es un torbellino que no se está quieto, curioseándolo todo, jugando sin parar y corriendo de aquí para allá. A pesar de que le falta uno de sus pies, eso no le impide hacer una vida normal como cualquier niño y pasárselo bomba. Además ahora tiene unas botas nuevas que le ayudan a apoyar mejor y tener menos molestias al caminar. Pero no todo van a ser juegos y carreras, y después de tanta actividad no hay nada mejor que una buena siesta al sol (con bostezo incluido?)
Es maravilloso ver que un cerdito se desarrolla de manera tan sana y feliz. No como en las granjas donde están encerrados en espacios minúsculos hasta que con 10 semanas, más o menos la edad que tiene Liam, son llevados a cebaderos donde los engordan de manera antinatural para poder sacrificarlos lo antes posible.