Hoy estamos muy contentos porque Paola por fin ha podido tomar el sol, y es la primera vez que lo hace en su vida, ya que ella nació en una nave, y el día que la llevaron a la granja de engorde, solo pudo verlo por los barrotes. Toda una vida encerrada entre paredes, sin poder tomar el sol, respirar aire fresco, pisar la tierra ni oler la hierba. Una vida que ninguno de nosotros desearíamos ni a nuestro peor enemigo, pero sin embargo permitimos que se lo hagan a nuestros hermanos.
Paola está cada día mejor, con más fuerza en sus extremidades, así que con nuestra ayuda la hemos llevado fuera de su habitación para que tomara el sol, cosa que la animará más en su recuperación, y será un estímulo más para que intente caminar.