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14 de febrero de 2020

Ayudamos a Izadi, una vaca de 12 años

Ayer hicimos un tratamiento a Izadi para disminuir su producción de leche, que se denomina “secado”. Tiene las ubres tan llenas de leche que incluso le rebosan por si solas y para evitar que se produzca una mastitis (infección de las mamas) hay que “secar” las mamas, dejándo de estimularlas y poniendo tratamiento de prevención para evitar una posible infección.

Izadi es una vaca de la raza Frisona, que es la típica raza lechera. Esta raza de vacas está modificada genéticamente por el hombre para que su producción de leche sea anormalmente alta, unos 12 mil litros al año. Esta altísima producción provoca muchos problemas a las vacas: un enorme desgaste físico, enfermedades en las ubres al estar tan desarroladas, descalcificación y muchos otros. La esperanza de vida de una vaca es de unos 20 años, pero Izadi con 12 años ya iba a ser enviada al matadero por que su producción había bajado.

Desde siempre nos han hecho creer que las vacas “dan leche sin más” y que no hay ningún sufrimiento tras esta explotación. Pero no es verdad:

las vacas son mamíferos y solo producen leche tras el parto para alimentar a su bebé, como sucede en los humanos. Por eso en la industria láctea son insemindas artificialmente a partir de los 15 meses para que se queden embarazadas y así, tras el parto, comenzar a producir leche. El bebé es separado de su madre en los primero días de vida para que toda la leche que ella produzca sea destinada al consumo humano. Si el bebé es macho es destinado al matadero y si es hembra se mantiene en la explotación hasta que alcanza la edad de ser inseminada y así seguir con el ciclo de explotación. A medida que van pasando los meses la producción de leche disminuye de forma natural, por eso se vuelve a inseminar artificialmente a la madre a los pocos meses de parir para que vuelva a ser productiva. La separación de los bebés de su madre es muy traumática porque las vacas tienen un gran instinto maternal y lloran por sus crías durante días intentando encontrarlas.

¿Os imagináis que todo esto que hacemos a las vacas nos lo hicieran a los humanos?

La industría láctea es muy cruel, pero todo este sufrimiento es innecesario ya que los humanos no necesitamos la leche de otros animales para nuestro desarrollo. Podemos vivir perfectamente y de manera más sana sin la leche y los derivados lácteos.

En tu mano está cambiar esta dura realidad. Vive vegano

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