¿Os acordáis de lo pequeñito que era cuando llegó? Pues ahora ya no lo es tanto ? y dentro de poco ya no lo podremos coger en brazos. Lo rescataron de una granja con apenas unos días de vida porque le faltaba un pie. Cuando nació, sus piernas se abrían demasiado y para corregir ese defecto se las ataron con una cuerda, pero al ir creciendo esa cuerda se le fue incrustando en la carne hasta provocar una infección en el pie, y tuvieron que amputárselo. Por ese motivo lo querían matar ya que no servía para engorde. Gracias a eso se salvó y llegó al Santuario.
Desde entonces hemos cuidado de él y poco a poco se ha ido recuperando. Aunque esta recuperación es muy lenta, él camina y corre con toda normalidad, siendo un cerdito muy feliz.