Desde que los juntamos han estado un poco distantes. No ha sido por Valentí, que todo el rato quería estar junto a ella, sino por Izadi. Sobretodo a la hora de compartir su casa, que no había manera de que dejara entrar a Valentí, pero como el roce hace el cariño, al final ha cedido. Si es que Valentí es un amor y pocos pueden resistirse a su encanto.
En breve haremos la adaptación de los dos con el resto de vacas y toros, para que así ya puedan disfrutar plenamente de todo el Santuario. Será muy emocionante, ya que Izadi, ha estado los 12 años que tiene en una explotación y, seguramente, será la primera vez que tenga tanta libertad.