Eulalia está feliz con su nueva vida. Le encanta comer ¡y mucho!, no hemos visto a otro cerdo disfrutar tanto con la comida como a ella. Aunque no es de extrañar, ya que hasta hace poco estaba alimentada con excrementos de gallinas,y la fruta, verdura y cereales que le damos le deben parecer todo un manjar.
Su historia es muy triste y no nos podemos ni siquiera imaginar todo lo que debe haber sufrido. Ha vivido sus 7 años de vida encerrada en un zulo, sin a penas poder moverse. Ahora por fin disfruta de una buena vida, con atenciones, cuidados y amor.
Estamos deseando que llegue el momento que conozca al resto de cerdos que viven en el Santuario y así pueda estar acompañada por su nueva familia. Pero las adaptaciones de los cerdos son un proceso lento y tienen que hacerse de manera muy paulatina, ya que son muy territoriales y jerárquicos.