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29 de abril de 2020

Ovejas y cabras se despiden de David

Tenemos la obligación de contar al mundo las cosas que vivimos con los animales que rescatamos y que viven en el Santuario, contar todo aquello que nunca nos han enseñado en los colegios y que el mundo ignora. El mundo tiene que saber y entender de una vez, que los animales que nos comemos, no son diferentes a nosotros, y que también tienen sentimientos.

Ayer por la tarde nos dejaba David. Como sabéis, llevaba unos días muy apático y por eso mismo le realizamos 4 analíticas, radiografías y ecografías que salían todas bien. Por la noche le hicimos la necropsia que reveló que murió por un infarto. 

Fueron unos momentos muy duros, pero también vivimos unos momentos que tenemos que compartir con vosotros, tanto en imágenes como contando como sucedió, porque todo esto tiene que servir para que el mundo se de cuenta de una vez, que los animales también tienen sentimientos como nosotros, y que también razonan, aunque muchos lo nieguen.

Cuando David murió, Ismael y Coque mientras estaban llorando abrazados por la pérdida de su hijo, al que habían cuidado desde que tenía días de vida al rescatarlo porque se estaba muriendo, dejaron la puerta de la habitación abierta y comenzaron a entrar las cabras y ovejas del Santuario a despedirse de David. Como la habitación era muy pequeña, decidieron llevar el cuerpo sin vida de David a la nave, para que todos pudieran despedirse con tranquilidad.

Su hermana Laia no se apartaba de al lado del cuerpo de su querido hermano David, y fue en busca de su hija Josefina, la sobrina de David, quienes estuvieron todo el tiempo custodiando su cuerpo mientras todos los demás iban pasando a despedirse de él.

Uno de los momentos más duros fue cuando la oveja Fabiola se dio cuenta de lo que sucedía. Ella se había criado con él, los dos eran unos bebés que criaron juntos Ismael y Coque, y eran grandes amigos. Fabiola metió su morrito por debajo de la cabeza de David y no paraba de intentar levantarlo.

Ismael y Coque no podían soportar ver esas imágenes y decidieron marcharse y dejarlos que todos se despidieran tranquilamente, antes de llevar su cuerpo a la clínica veterinaria para realizar la necropsia y proceder a su incineración.

David, fuiste la primera cabra que llegaste al Santuario, y tú nos enseñaste desde el primer día que querías vivir en libertad. Te encantaba subirte al tejado de la casa y nunca te gustaron las vallas. Has sido el habitante del Santuario más libre y el que has hecho siempre lo que has querido. Nos enseñaste a entender como sois, eras David, nuestro David. Siempre vas a estar con nosotros porque formas parte de nosotros, somos quienes somos gracias a tí y a otros muchos que nos han dejado. Dale un fuerte abrazo a Samuel, a Victoria y a tantos otros amigos tuyos con los que ahora te vas a encontrar.

¿Cómo puedes ayudarnos?

O para cualquier duda puedes contactar en donar@santuariogaia.org 

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