Esto que nos está pasando con Izadi es algo que muy raras veces ocurre, y eso quiere decir que las heridas de su corazón han comenzado a cicatrizar. Ha sido un trabajo lento y complicado, pero ha ocurrido. Después de haberse llevado 12 años encerrada y explotada, sufriendo cuando le robaban a sus hijos para enviarlos al matadero cada año, ha conseguido confiar en los humanos que la cuidan.
Ismael, uno de los fundadores del Santuario, se emocionaba mucho en ese momento, al comprobar como Izadi estaba completamente relajada mientras él permanecía tumbado a su lado, apoyando su cabeza sobre su brazo mientras la acariciaba.
Las vacas en las granjas lecheras son inseminadas cada año para que tengan un hijo y que así produzcan leche, porque les pasa como a las humanas, que solo dan leche cuando tienen un hijo. Por eso mismo, cada año cuando tienen su bebé, les son robados y enviados al matadero para que no se beban la leche que va a ser vendida para consumo humano.