Es uno de los seres más tiernos que hemos conocido. A pesar de ser ciego, nos sorprende la capacidad que tiene de adaptarse al entorno. En poco tiempo ya controla muy bien los lugares por donde pasa el día y ya no se tropieza. También algo que nos ha emocionado mucho, es que ha comenzado a saltar y jugar con nosotros como lo haría un cabrito de su edad. Eso es síntoma de que es feliz y nosotros más felices aún de verlo así ❤
Él llegó al Santuario hace unos días, junto con otras 8 cabras procedentes de una explotación de Córdoba que cerró. Esta familia de cabras iban a ser enviadas al matadero. Gracias a una vecina, que luchó para que el ganadero las cediera, se pudieron salvar y ahora están en el Santuario. Aquí podéis ver el vídeo de presentación de las 9 cabras.