La historia de Felipa conmocionó a miles de personas que siguieron su rescate, y es que vivió encerrada en un zulo de un metro por un metro. Estuvo años en un lugar oscuro y sucio, pero no solo eso, sino que para poder moverse tenía que hacerlo caminando en círculos sobre sí, debido al poco espacio que tenía. El día que llegó al Santuario no sabía caminar recto, pero con el tiempo ha aprendido, y no solo eso, sino que ahora salta, corre y es una cabra feliz.