Zuriñe cada día se parece más a su madre Ramona. Y no solo físicamente, sino también en su manera de actuar y hasta en sus posturas. Como podéis ver en la fotografía, hasta se tumban a descansar de la misma manera. Nosotros decimos que Zuriñe es el “miniyo” de Ramona. Zuriñe es una de las pocas terneras en el mundo que ha nacido en un Santuario y que nunca conocerá la explotación ni la maldad del hombre. A la semana de nacer, se puso muy enferma, con diarreas muy graves que casi le cuesta la vida. Después de muchos cuidados y muchas noches sin dormir, conseguimos que se curara, y desde entonces ha crecido sana y feliz.
Nada nos puede hacer más ilusión que saber que madre e hija nunca serán separadas, como ocurre en la industria alimentaria, donde les roban los hijos a sus madres para enviarlos al matadero.