¿Os acordáis de lo pequeñito que era Borges cuando llegó? Pues ahora es todo un hombrecito y es el cabrito más guapo del mundo. No lo decimos porque seamos sus padres, sino que es la pura realidad, ¿o no?
Pero no solo es guapo, lo más importante es que es feliz. A pesar de su ceguera hace una vida completamente normal: juega, salta, corre y curiosea todo lo que encuentra. Se ha adaptado tan bien a su espacio que a veces nos parece que hasta ve.
Tenemos mucho que aprender de los animales y de su afán de superación. Borges nació ciego y su madre lo rechazó, por eso lo hemos tenido que criar con biberones, pero para él la vida es maravillosa y está creciendo sano y feliz. Ha desarrollado más otros sentidos, como el oído y el olfato, tanto que no se le escapa una y muchas veces queremos sorprenderlo sin que sepa que estamos, pero es completamente imposible, a la mínima sabe que hay alguien cerca y viene corriendo todo contento.