Eulalia llegó hace más de 7 meses a Fundación Santuario Gaia. ¿Os acordáis de cuál era su estado físico? Pues no tiene nada que ver a como está ahora. En este tiempo ha ganado peso, ya que venía prácticamente en los huesos, y su piel ha mejorado muchísimo también.
Pero lo más importante es su estado anímico. Ahora es una cerda feliz que disfruta de cosas tan simples como el sol, el aire o darse un baño de barro. Todo aquello de lo que fue privada durante los 7 años en los que estuvo encerrada en un zulo.
Ahora que los humanos vivimos una pandemia y tenemos que pasar mucho tiempo en nuestras casas, seguramente comprenderemos mejor el sufrimiento de los animales considerados de granja, ya que pasan toda su vida encerrados, privados de libertad. Puede que con esta situación que estamos viviendo, seamos más empáticos con el resto de animales.