Es tan bonita la familia de Fundación Santuario Gaia, pero tan bonita que parece un cuento de fantasía, pero no lo es, es como actúan los animales cuando no son explotados y viven en libertad. Virginia llegó al Santuario en junio de 2016 de un decomiso porque había sido abandonada junto a otras vacas en Boiro. Estaban dentro de una nave sin agua ni comida, y donde las heces les llegaban a la barriga, tanto que ni siquiera podían tumbarse.
Simone llegó al Santuario el 3 de julio de 2020 junto a su hijo Goliath, el que espera en el vídeo a que Virginia termine de dar mimos a su madre hasta que le llegue su turno. Ellos llegaron de un decomiso en Euskadi donde muchos animales murieron:
Virginia aprendió de Samuel que a los recién llegados hay que darles mucho amor, para que superen los traumas de todo el sufrimiento que los humanos les hemos hecho pasar. Es muy bonito y emocionante ver como a pesar de que Samuel no está, la familia sigue su ejemplo y siguen haciendo lo que él hizo por todos ellos.