Esta mañana os hemos contado que a Libero le gusta ir un poco por su cuenta, inspeccionar y relacionarse con los demás, pero siempre sin perder a su madre Simone de vista. Ahora está en el momento en que también comienza a llevarse cosas a la boca e imitar lo que hace su madre, aunque aun no es capaz de digerir los alimentos sólidos. Para él todo es nuevo y nos encanta ver como disfruta de la vida. Ha tenido la inmensa suerte de nacer en Fundación Santuario Gaia, de lo contrario su destino hubiese sido el matadero después de pasar por unos meses de engorde. No nos podemos ni imaginar hacer daño a un ser tan inocente y tierno.