No es de extrañar, ya que su mamá Eliana, cuida de ella en todo momento, la protege y la mima como la mejor madre del mundo
Nos sigue sorprendiendo lo pequeñita que es, en comparación con otros terneros que han nacido en el Santuario, que siempre han sido más grandes. Pero es hermosa, además ahora tiene un pelo de invierno que parece un peluche. Así está preparada para pasar el frío de estos meses.
Eliana está feliz junto a su hija. Será la primera vez que no le roban a su bebé y podrán estar juntas toda la vida. Hay estudios que afirman que el vínculo materno-filial de las vacas es mayor que el de las humanas. Sabiendo esto, no es difícil imaginar el dolor tan grande que deben sufrir las vacas cuando les arrebatan a sus hijos
Por suerte, ellas vivirán felices toda la vida en el paraíso Gaia
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