Ayer por la mañana nos encontramos a Izadi sin vida en los prados grandes, y a su lado estaba su hijo adoptivo Valentí.
Vivimos unos momentos muy emotivos y que os hemos grabado para publicarlo esta noche, y que así el mundo vea el sentimiento que tienen. Las vacas y toros del Santuario, al ver que nos llevábamos su cuerpo sin vida, venieron todos a despedirla y se pusieron a su alrededor a chillar, llorando su pérdida.
Mientras nos llevábamos su cuerpo con el tractor, todos venían detrás llorando, al igual que hacemos los humanos con nuestros muertos.
Izadi fue explotada durante 12 largos años, en los que cada año la inseminaban y le robaban al hijo que tenía, para que no se bebiera la leche con la que iban a comercializar. Cuando llegó a @fundacionsantuariogaia el 11 de febrero de 2020, adoptó a Valentí, y por fin pudo vivir esa maternidad que nunca la dejaron ejercer. Durante estos años nos ha enseñado lo que es AMAR de verdad, y el verdadero significado del PERDÓN, porque a pesar de todo el daño que le hicimos los humanos, consiguió perdonarnos como especie y era una de las vacas más amorosas con nosotros.
Las vacas tienen una esperanza de vida de unos 25 años, pero en la industria lechera las mandan al matadero a partir de los 6 años por el desgaste que tienen al haber sido tan explotadas. A Izadi la explotaron el doble, 6 años más de lo que normalmente se hace, por eso ha fallecido tan joven. Cuando la rescatamos no podía ni caminar, al no tener musculatura y estar tan delgada.
Te vamos a echar mucho de menos, pero se nos parte el alma ver a Valentí sin ti. Sabemos por nuestra experiencia, que estará un tiempo muy triste, y que necesita hacer su duelo. Pero te prometemos que vamos a seguir cuidando de ese hijo al que adoptaste. Ha sido muy bonito ver como tu familia lloraba tu marcha, todos te querían tanto…
Un día volveremos a abrazarte, ahora ya estás junto a todos los hijos que te quitaron y te mataron. Te queremos mucho Izadi, nunca dejaremos de luchar por vosotros 
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