Constanza llegó a Fundación Santuario Gaia en septiembre de 2020. Nos dieron un aviso por la noche, de que había dos ovejas abandonadas en una cuneta en muy malas condiciones. Habían avisado a las autoridades, pero como eran ovejas nadie hizo nada, no tenían valor para nadie y las dejaban morir allí. Rápidamente fuimos a por ellas y tras 3 horas de viaje llegamos al lugar. Nunca olvidaremos la escena que nos encontramos: la compañera de Constanza ya estaba muerta y ella a punto de morir, sin reaccionar y convulsionando.
Milagrosamente llegó viva al Santuario y tras el tratamiento comenzó a mejorar. Nosotros sospechábamos de una intoxicación, por los síntomas que tenía y por la mejoría con la medicación. Es verdad que nunca se reestableció del todo y tenía secuelas en sus extremidades traseras, que no las podía mover bien. Pero durante todo este tiempo su vida ha sido feliz y la hemos mimado como a una reina.
Hace una semana comenzamos a ver que perdía peso y en estos últimos días su desmejora era cada vez mayor. En las últimas pruebas que le realizamos observamos que tenía un gran daño hepático, compatible con las secuelas de la intoxicación.
Su cuerpo ya no ha aguantado más. Hemos estado todos con ella en sus últimos momentos y se ha ido de una manera tranquila y en paz. Ha sido una oveja muy especial y siempre decíamos que se le notaba que era feliz, a pesar de sus limitaciones. Estos meses ha podido vivir como se merecía, como se merecen todos los animales, siendo cuidada y respetada. Muy distinto de como la habían tratado hasta ahora el resto de la sociedad, hasta el punto de dejarla morir en aquella cuneta.
Gracias Constanza por regalarnos este tiempo contigo, siempre estarás en nuestros corazones ❤
