A Javi le encanta bañarse en su charca de barro, pero lo que más le gusta es que le mojemos con la manguera. La carita de felicidad que pone, no tiene precio. Para los cerdos, el agua y el barro es algo fundamental para su bienestar. No tienen glándulas sudoríparas en la piel y su manera de regular la temperatura corporal es con estos baños. Además, para ellos es un auténtico placer.
Javi es todo un afortunado en hacer algo tan simple como bañarse. Millones de cerdos viven hacinados en granjas esperando la hora de ir al matadero y nunca en su vida se podrán bañar ni sentir el sol en su piel. ¿Os parece justo que por el placer de nuestra gula condenemos a millones de seres a la más horrible explotación?