Pues parece que a Aarón le encanta la barba de su madre, Amaranda. O también puede ser que no tiene muy claro aún de donde sale la leche. Sea lo que sea, el vínculo que tienen Amaranda y sus hijos, Aarón y Flor, es muy grande, y este vínculo permanecerá toda la vida. En Fundación Santuario Gaia viven cabras y ovejas con sus hijos y, después de muchos años, siguen comiendo y durmiendo juntos, inseparables. Por eso, es horrible pensar lo que deben sufrir esas madres en las granjas cuando les arrebatan a sus hijos para llevarlos al matadero. Porque no hay que olvidar, que una madre es una madre, sea de la especie que sea.