Amalia nació ciega, en una explotación ganadera, donde las hembras son embarazadas cada año para que sus terneros sean enviados al matadero cuando alcanzan el peso idóneo que les permita obtener unos ingresos que les sean rentables.
Como no podía vivir con su madre hasta poder ser enviada al matadero, iba a ser eutanasiada, pero se acordaron que cerca de ellos estábamos nosotros, y que quizás nos la podríamos quedar.
Y así fue, nos fuimos a salvar la vida de Amalia, y desde que llegó no ha parado de recibir mimos, y no solo eso, sino que estamos intentando por todos los medios, que pueda ver y lo estamos consiguiendo.
Amalia ya ve algo, y como se siente tan querida, confía mucho en nosotros, está tranquila y muy feliz. Para ella Ismael y Coque son sus padres, y en cuanto siente que ellos se acercan, se pone a besarlos.