Así viven las ovejas en el Santuario, que un día fueron rescatadas de situaciones de abandono, maltrato o explotación.
Ella es Irati, y llegó al Santuario recién nacida en febrero del 2016. Casi la atropellan en una carretera en la que estaba, aún cubierta de sangre del parto. Esto pasa cuando salen los rebaños a pastar, que los perros les muerden obligándolas a seguir adelante, quedando muchas veces sus hijos recién nacidos solos.
En el Santuario conseguimos sacarla adelante y ahora es una oveja preciosa, y es que se nos cae la baba mirando a nuestros hijos.