Ayer llegaban estas preciosidades al Santuario. Dos compañeras activistas les salvaron la vida y los trajeron hasta aquí. Gracias Karen y Paula por todo lo que hacéis por los animales🙏🏼
Os admiramos, a vosotras, y a todas las personas que están a pie de calle ayudándolos, denunciando las injusticias y cuidando de las colonias de animales que conviven con los humanos en la ciudad. GRACIAS💚
Os contamos sus historias. El pollito se llama Asuka, que significa “volar” y, como tantos casos, se cayó de un camión que, probablemente, lo llevaba a una planta de engorde.
Asuka es de la raza broiler, la que se usa para consumo de su carne, y la vida que le esperaba era miserable y corta. Los engordan hacinados y a los dos meses de vida los matan. Una de las industrias más crueles y donde la vida de cada individuo no vale nada.
Para nosotros Asuka es único y le daremos todo el cariño y la dignidad que merece.
El caso del pato Gilito es diferente, él apareció por la colonia de gatos que cuidan sus rescatadoras. No podía volar, caminaba con dificultad y presentaba claros signos neurológicos
Karen y Paula lo llevaron al veterinario y resultó estar intoxicado por plomo, afortunadamente, con muchos cuidados, consiguieron sacarlo adelante .y ahora está sanísimo y no podría ser más guapo😍
Ya se acabó el sufrimiento pequeños, bienvenidos a vuestro hogar💚