De Ismael López, co-fundador de Santuario Gaia:
“La tarde que nos llamaron para ir a por Geraldine y nos contaron como estaba me puse a llorar, pero no de emoción, sino porque íbamos a traerla para que muriera aquí, y que no lo hiciera sola en una jaula y muerta de miedo.
Conforme fueron pasando los días iba creciendo en mí la esperanza de que se podía salvar, y con ello la alegría y la ilusión.
Justo cuando mis miedos desaparecieron te fuiste, y no puedo evitar pensar que te has muerto fuera del Santuario, que yo me hubiera quedado a tu lado durmiendo, acompañándote en tus últimas horas como ya he hecho con otros.
Siento dolor, mucho dolor y rabia, pero se que la tengo que canalizar en luchar más, por eso ayer seguí trabajando en el Santuario, incluso más que otros días, porque no puedo parar, tengo que seguir luchando por ti y por todos los que son explotados y asesinados por culpa de nosotros, los humanos.
No entiendo como os podemos hacer daño, tanto daño, por un simple vaso de leche, queso o yogurt. ¿Acaso merece más la pena unos minutos de placer en nuestro paladar que vuestras vidas?
Lo siento mucho pequeña, quizás sea egoísta, pero quería que te quedaras a mi lado, y verte correr feliz junto a Samuel y los demás miembros de Santuario Gaia.
TE QUIERO Y SIEMPRE TE QUERRÉ”