Con exactitud no sabemos si es la oveja más vieja que hay en el Santuario, porque poco sabemos de su pasado, pero sí sabemos que es una oveja muy mayor y que necesita que estemos todo el día pendientes de ella porque se cae.
Lía es la encargada de cuidarla, y con ella ha establecido un vínculo muy fuerte. Celestina tiene también un papel muy importante en el funcionamiento del Santuario, y es que vive en la zona donde están los bebés huérfanos, y es tan tierna, que todos los bebés quieren estar junto a ella.
Aunque se cae con mucha facilidad y es muy frágil, los bebés lo saben y la tratan con mucha delicadeza, y eso a ella también le da vida. Está siendo la mamá que en la granja en la que estuvo no pudo ser, porque cada vez que tenía un hijo se lo quitaban para enviarlo al matadero y así llenar los escaparates de las carnicerías.
La abuelita tiene cataratas, y como pasa en los humanos cuando son muy mayores, está muy delgada, es todo huesos. Como no tiene dientes, cada día le ponemos de comer aparte, un pienso especial que trituramos con una máquina que compramos hace un tiempo para animales con este problema, para que pueda comerlo y así se alimente mejor. Desde que llegó, ha cambiado mucho, tanto, que su salud ha ido a mejor, como en el carácter, ya que tenía mucho miedo. Llegó al Santuario en febrero de 2019 de un decomiso de Murcia, junto a 6 gallinas, dos palomas, 1 carnero, 8 ovejas y 7 corderos.