Cada día realizamos la rehabilitación de Paola, con fisioterapia y electroestimulación. Ella ya está acostumbrada y se relaja cuando le toca su sesión, a veces tanto, que se queda dormida mientras le susurramos al oído que estamos haciendo todo lo posible para que vuelva a caminar y que nunca va a estar sola.
A Paola la abandonaron, con una vértebra rota, fuera de la granja donde la explotaban. Vaciaron la granja y se llevaron a todos sus compañeros en un camión al matadero. La dejaron en el suelo para que se muriera, sin poderse mover. Cuando llegamos a por ella había pasado toda la noche a la intemperie, muerta de frío y de miedo, con heridas en su cuerpo por intentar levantarse de manera desesperada.
Desde que llegó al Santuario hemos logrado grandes avances. Su vértebra se ha soldado y ahora puede mantenerse de pie con ayuda y dar pequeños pasos. Una infección en su brazo derecho ha complicado mucho su curación, pero no nos rendimos. Es un proceso muy lento y complicado, pero seguimos esperanzados y cada día es una pequeña victoria. Pero lo realmente importante es que ella no era nada, no tenía valor ni para ser enviada al matadero, por eso la dejaron morir de manera tan inhumana, y aquí le hemos devuelto la dignidad. Se merece todos los cuidados del mundo y que sigamos luchando por ella ❤️