Ella era una de las abuelitas del Santuario. Llegó junto con otras 16 ovejas y corderos, provenientes de una finca de Murcia donde habían dejado sin agua ni comida y en unas condiciones lamentables a decenas de animales. Los que sobrevivieron estaban en muy malas condiciones y 17 de ellos vinieron a vivir a Santuario Gaia.
Recordamos cuando llegó porque la veíamos muy débil y enferma. Los primeros días casi no se mantenía de pie y muchas veces la llegamos a encontrar en el suelo sin poder levantarse. Desde el primer momento pensamos que no aguantaría mucho, pero Celestina era muy fuerte y nos sorprendió a todos las ganas de vivir que tenía. De eso hace ya casi 2 años.
Todo este tiempo en Fundación Santuario Gaia ha estado muy cuidada y mimada, viviendo en la zona de los bebés y de los animales con necesidades especiales. Nos enternecía mucho la relación que tenía con los bebés que iban pasando por esa zona. Los pequeños la buscaban y siempre estaban a su lado, se sentían protegidos con ella. No es de extrañar, porque Celestina era una de las ovejas más dulces que hemos conocido.
Se ha ido en brazos de su mamá Lía, arropada en todo momento y sintiendo el amor de las personas que la querían. Ella es una de las pocas ovejas que ha podido partir de una manera digna y natural, ya que millones de sus compañeras mueren en los mataderos después de una corta vida de explotación.