El 17 de diciembre ayudamos a Juana a marchar. Ha sido una de las decisiones más duras que hemos tomado, pero no podíamos ignorar el sufrimiento que ya estaba padeciendo. Desde hacía un tiempo su estado cada vez era peor, las úlceras que tenía por estar postrada no curaban y su atrofia era cada día más grave. Y lo peor de todo, que tenía mucho dolor que los analgésicos más fuertes no lograban calmar.
Juana era una cabra que rescatamos este año. Era paralítica y en la explotación que estaba la querían matar. Cuando la acogimos la llevamos al veterinario, donde un especialista neurólogo la revisó. Se le hizo un TAC y se vio que tenía una masa en una de sus vértebras, que era lo que le estaba provocando la parálisis. Decidimos operarla y vieron que la masa era un absceso bastante grande que le comprimía casi toda la médula espinal. Se le quitó, pero el daño ya era irreversible y nunca consiguió recuperar la movilidad. No solo eso, sino que fue empeorando poco a poco hasta que ya ni con la silla de ruedas se podía mover.
En Fundación Santuario Gaia tenemos muy claro que estamos para ofrecer la mejor vida a los habitantes y eso también consiste en ayudarles a dejar de sufrir cuando no hay solución ni esperanza de mejoría.
Ella nos ha dado una de las mayores lecciones de superación y hemos aprendido mucho de ella. Vamos a notar mucho su falta, sobre todo Olivia que ha sido un ángel para Juana todo este tiempo, cuidándola y mimándola como pocas personas harían.
Juana, ahora ya estás libre de ataduras y podrás correr felizmente en el paraíso de los animales. Nunca te olvidaremos ❤