Marina fue rescatada en junio de 2013 en Mallorca. Unos activistas por los derechos animales la vieron atada a un árbol casi muerta de calor, sin agua ni comida, así que iniciamos el traslado al Santuario desde las Islas para salvarle la vida.
Llegó al Santuario ciega porque le faltaba un ojo y en el otro tenía una úlcera que con mucho esfuerzo conseguimos curar y que recuperara la visión. Dos semanas más tarde de llegar al Santuario dió a luz a su hija Lucy, de la que nunca se ha separado.
Hace unos meses se le detectó un tumor en los pulmones, así que la trasladamos junto a su hija a una zona más tranquila y donde podía estar mejor atendida.
Ayer de repente no podía levantarse y comenzó a encontrarse mal, así que para evitarle sufrimiento decidimos ayudarla a marchar, pero ni nos dió tiempo a hacerlo porque en pocos minutos nos dejaba.
Ella fue una víctima de la explotación lechera, donde a las ovejas las hacen parir varias veces al año para que así produzcan leche para venderla y hacer quesos. Los hijos le son robados y enviados al matadero como carne de cordero.
En tus manos está cambiar sus vidas. Por suerte Marina tuvo el mejor de los finales, siendo tratada como a una igual y viviendo hasta su último día junto a su hija.
A pesar del tiempo que llevaba en el Santuario, ella nunca se dejaba acariciar, ni siquiera nos permitía acercarnos a ella menos de dos metros. El sufrimiento que tuvo que pasar antes de llegar al Santuario le hizo desconfiar siempre de los humanos.
Ahora Marina nadie nunca te volverá a hacer daño, corre, salta, vuela, vuela muy alto, pero cuida de tu hija y de todos los que vivimos en el Santuario. Ayúdanos a seguir adelante y poder salvar a más animales que están en la misma situación en la que estabas tú. Queremos cambiar el mundo pero no es fácil, es muy complicado que los humanos empaticen y se pongan en vuestro lugar.
DESCANSA EN PAZ PRECIOSA, TE QUEREMOS MUCHO.
Por un mundo vegano