Esta semana tuvimos que decirle adiós a Rubén. Su estado cada vez era peor y en los últimos días había decaído mucho, tanto que su cuerpo ya no aguantó. Tenía una enfermedad crónica que le afectaba al sistema nervioso y a las articulaciones. Había tenido varias crisis en todo este tiempo, pero siempre las había superado aunque cada una de ellas le dejaban secuelas. El pronóstico era grave, pero él siempre ha sido muy fuerte y luchaba como un campeón, hasta que ya no ha podido más.
Siempre recordaremos cuando llegó al Santuario, hace casi 8 años, siendo un bebé. Era el cabrito más hermoso que habíamos visto, una bolita negra y blanca que no paraba quieto, siempre jugando y curioseándolo todo. Era tan pequeño que lo tuvimos que criar con biberón y eso creo un vínculo entre nosotros que ha durado toda su vida. Cuando nos veía venía corriendo para estar a nuestro lado y recibir caricias y mimos. Queremos recordarlo como en este vídeo, jugando con los perros, lleno de vida y de alegría.
Han sido muchos años junto a Rubén y muchas cosas que ha pasado con nosotros. Nos queda el consuelo que ha tenido la mejor vida que se le ha podido ofrecer y que nunca ha conocido el maltrato ni la explotación. Siempre ha hecho lo que ha querido y ha sido un cabrito feliz junto a su gran familia.
Nunca te olvidaremos, seguirás viviendo en nuestros corazones y cada vez que te recordemos una sonrisa se dibujará en nuestras caras. Gracias por todos estos años que hemos tenido la suerte de compartir contigo. Hasta pronto querido Rubenciño