A pesar de que la cirugía fue bien y ella fue recuperándose las siguientes horas, a primera hora de la mañana nos dejaba. Sabíamos que podía pasar, ya que el pronóstico era reservado por la gravedad de la operación y por su estado, pero ha sido un gran mazazo para nosotros porque teníamos esperanzas de que se recuperara.
Desde pequeñita siempre había sido muy desconfiada con los humanos, poco a poco nos fuimos ganando su cariño y nunca olvidaremos la primera vez que comió de nuestra mano, uvas, como no. Nos cuesta imaginar bajar a los prados y no verla, con sus orejitas peludas, su mirada curiosa y corriendo de esa manera peculiar que tenía, siempre acompañada de su amigo Jacob.