Mañana cumplen 15 días de vida y no saben lo afortunados que son de haber nacido en Fundación Santuario Gaia, uno de los pocos lugares del mundo donde nunca van a ser explotados. Desde el primer minuto de vida ya tenían un nombre, al contrario de millones de sus congéneres que son un número. A pesar de que Ofelia, su madre, sigue teniendo miedo a los humanos, ellos nos ven como amigos y nos buscan para jugar y que les acariciemos. Por suerte nunca conocerán la maldad humana.
Estos preciosos bebés representan la esperanza en un mundo mejor, en que el cambio en esta sociedad es posible y que llegará un momento que no morirá ningún animal para satisfacer nuestros deseos.