Después de haber pasado toda su vida en un recinto minúsculo, donde apenas cabía, ahora podrá disfrutar de uno de los mayores placeres que tienen los cerdos: el barro. Le hemos preparado una pequeña charca, para que se pueda dar baños y hociquear a su gusto la tierra mojada. Seguramente en poco tiempo el tamaño de la charca será el doble, ya que a los cerdos les encanta remover la tierra con su hocico.
Siempre nos sorprende cuando los animales rescatados que llegan al Santuario, comienzan a tener comportamientos propios de su especie. Animales a los que nunca se les había permitido realizarlos, porque estaban confinados en jaulas o hacinados en naves industriales. De manera instintiva saben lo que tienen que hacer, como sucede en el caso de las gallinas, que nada más pisar la tierra por primera vez, comienzan a escarbar o se dan baños de arena. Y Eulalia, en cuanto ha visto el agua y la charca, ha comenzado a disfrutar como nunca en su vida. Un placer que a nosotros nos puede paracer tan simple y sencillo, pero que se lo negamos a millones de animales que tenemos explotados. Aquí podéis ver el vídeo de su rescate.