Esta semana hemos tenido dos pérdidas muy queridas, Felicia y Antonio, ambos habitantes de la zona de abuelitos y cuidados especiales
Antonio una mañana se levantó un poco bajito, no quiso cenar y lo bajamos a enfermería para que estuviese más controlado. Parecía que se animaba un poquito pero al día siguiente se fue apagando y nos dejó
Él tenía una enfermedad degenerativa que afecta a las articulaciones, ya caminaba con los codos y de estar acostado le había salido una úlcera en el pecho. Vino de bebé hace nueve años y no podía haber sido más feliz. Aunque en el último año ya mostraba síntomas de su enfermedad, que lo limitaban, era queridísimo por todos, desprendía una ternura indescriptible y quien pasaba por el Santuario acababa enamorándose de él.
Gracias a todas las personas voluntarias por cuidarlo y quererlo tanto
Felicia era más abuelita y una superviviente. En Olot los perros de los cazadores mataron a sus dos compañeras y la familia con la que vivía nos llamó para que no le pasara lo mismo.
Ha vivido estos seis años con un montón de amigas feliz en los prados, pero en los últimos meses desarrolló un problema de riñón. Como su compañero Antonio, se fue rápido, empeoró significativamente de un día para otro y se apagó
Están siendo meses durísimos y a pesar de todas las pérdidas, cada una de ellas nos toca el corazón de una manera diferente. Y es que todos son únicos y nos dejan un vacío enorme cuando se van
Felicia, Antoñito, volad alto queridos. Ya no será lo mismo subir esas escaleras y no veros en vuestra casita.
Os querremos siempre, gracias por enseñarnos tanto