Cada día que pasa nos enamoramos más de ella. Ver lo agradecida que está, lo cariñosa que es y lo rápido que ha aprendido a confiar en nosotros, no tiene precio. Después de haber pasado sus 7 años de vida en un zulo, ahora por fin puede disfrutar plenamente de su vida, con todos los cuidados y el amor del mundo. Nos encanta verla descansar plácidamente en la hierba, bañarse en su charca de barro o dormir en su mullida cama de paja. Todo esto es nuevo para ella, pero a partir de ahora será lo normal.