Así de feliz está Ramón por las mañanas. No se puede negar que tiene un buen despertar, aunque con los mimos que le da Ismael no es de extrañar. Él llegó al Santuario hace poco más de 5 años, junto con Guillem. Los dos fueron de los pocos supervivientes que se salvaron de las riadas del Ebro a su paso por Zaragoza. Se inundaron muchas granjas de cerdos, donde miles de ellos murieron ahogados. A ellos dos los encontraron en una acequia, muertos de miedo y enfermos. Cuando los rescataron nos avisaron para acogerlos en el Santuario y desde entonces viven aquí felices.
La gente que visita el Santuario siempre se sorprende de ver unos cerdos tan grandes, y es que seguramente Ramón pesa más de 300 kg. Es lógico, ya que los cerdos se suelen mandar al matadero a la edad de 7 meses y no se pueden ver cerdos con más de 5 años vivos. Así de crueles somos con los animales, explotándolos y robándoles la vida que les pertenece.