Llevábamos un tiempo viendo como venía al santuario buscando comida. Ayer le gustó como tratábamos a los 4 nuevos habitantes que llegaron y fue cuando utilizó sus armas de gatita, con esa carita tan tierna que pone, nos pidió unirse a esta gran familia, sin podernos resistir.
Desde anoche duerme calentita dentro de casa y con la barrigota bien llena de comida.