Hace unas tres semanas, una chica llamada Anna, se la encontró debajo de un coche mientras paseaba. Como era demasiado pequeña y no podíamos estar tan pendiente de ella, Anna la ha estado cuidando hasta que ha crecido un poco más.
Muchos pollitos son víctimas del capricho de los niños, sus padres los compran para satisfacerles y que luego abandonan cuando se cansan, eso si antes no mueren por ser utilizados como si fuese un juguete.
Nala lleva pocas horas en el Santuario, pero ya ha encontrado una amiga, a Belén, a las que hemos encontrado durmiendo juntas. La amistad no entiende de especies.
“¿Quieres apadrinar a Nala?” txt_align=”center” color=”green” add_button=”bottom” btn_title=”¡Apadrina!” btn_style=”custom” btn_custom_background=”#228b22″ btn_custom_text=”#ffffff” btn_align=”center” btn_link=”url:http%3A%2F%2Fwww.santuariogaia.org%2Fapadrina-2%2F||target:%20_blank”]A partir de 10€ al mes puedes ayudarla
Por un mundo vegano