Magdalena llegó al Santuario el 22 de diciembre de 2012 porque un empresario la compró para que sus empleados jugaran en la oficina a atrarla, y el que lo consiguiera se la podía llevar para comer en Navidad.
Por suerte, los empleados se negaron a hacer tal juego y nos llamaron para salvarle la vida, y ya va a cumplir con nosotros 7 años, la cerda que más años tiene en el Santuario.
Lo cierto es que cada vez que entramos en su habitación lo hacemos con miedo, porque somos conscientes de que esta raza de cerdos ha sido creada por el humano, y no va a tener mucha esperanza de vida. Desde hace ya mucho tiempo tiene problemas en sus extremidades, pero ella es feliz junto a su gran amigo Albertito y la compañía de la dulce Melisa.
