Freser fue rescatada junto a Olivia porque iban a ser enviadas al matadero por un problema burocrático. El ganadero no quiso matarlas y solicitó cederlas al santuario. Y por suerte el Departamento de Ganadería de nuestra comarca lo aceptó y contactaron con nosotros y por supuesto accedimos, teníamos que salvarlas. Ellas eran explotadas para carne, cada año las hacían parir y los hijos que tenían eran enviados al matadero para consumo humano.
Freser ha cambiado mucho desde que llegó. El día que fuimos a por ellas, Freser nos embestía muerta de miedo y quería defenderse de los humanos que intentábamos acercarnos a ella. Hoy nos alegra tanto verla tan feliz y con la mirada tan cambiada, es un orgullo para nosotros ver estas imágenes que hablan por si solas.