Hace casi tres años que Helios llegó al Santuario. Su historia es una de las más horribles que hemos visto. Lo habían tirado, atado de las cuatro extremidades, dentro de una bolsa de basura y a un contenedor de escombros. Cuando nos dieron el aviso, rápidamente Ismael fue a buscarlo para traerlo al Santuario.
Aunque parezca difícil de creer y nos horrorice saber de estas historias, no son casos aislados. Por desgracia es la tónica en nuestro país, donde el maltrato animal es muy común y la mayoría de las veces queda impune. Y la peor parte se la llevan los animales considerados de granja, ellos son los últimos en el escalafón, los parias de los animales, ya que su explotación es legal.
Helios es uno de los pocos cerdos que ha tenido la suerte de llegar a un Santuario. Aquí se le respeta y cuida como se merece, cómo nos merecemos todos.